martes, 18 de marzo de 2008

Encuentro de escritores coahuilenses en Torreón

Publicado el: 10-Marzo-2008 en www.vanguardia.com.mx

El fin de semana pasado, cuatro decenas de autores nos reunimos en el foyer del Teatro Isauro Martínez, en Torreón. La convocatoria al “ Encuentro de escritores coahuilenses” fue hecha por el Patronato del Teatro, la Fundación MECCANO y el Icocult.
La experiencia fue valiosa; la amable coordinación de Saúl Rosales facilitó que las expectativas fueran satisfechas y el mensaje ha sido muy positivo: está claro que el gremio de los escritores puede reunirse a compartir su obra, posiciones y hasta las frustraciones que en ocasiones provoca el oficio de “escribidor”.
Hubo ausencias: supongo que la mayoría debidas a las dificultades de la agenda personal, que suele estar copada por actividades relacionadas a la incesante búsqueda de la chuleta por parte de quienes a esta actividad se dedican; otros, aunque son escritores nacidos en Coahuila radican fuera y muy lejos del estado; otros, quizá, porque consideraron que su plumaje es asaz valioso como para dejarlo tocar por escritores de obra reducida y principiantes, y porque acaso sólo permiten que se huela el delicado perfume de su excelsa obra en foros que no les hagan recordar su origen sino, solamente, su pretensión.
Pero hubo encuentro y es lo importante: generaciones separadas por los años, los intereses, las inquietudes y las búsquedas, compartieron espacio, micrófono y debate. Por momentos la polémica marcó a las intervenciones. La camaradería del ambiente general no impidió el uso pugilístico de la palabra.
Una de las preguntas frecuentes fue si sería valido hablar de literatura coahuilense e incluso norteña. La mayoría se inclinó por la negativa. No hay una corriente o un movimiento literario que pudiera calificarse en función de la geografía de origen. Pero, paralelamente, corrió una triste intuición: más allá del ámbito de las corrientes literarias geográficas, parece ser que no sólo hay un desconocimiento generalizado respecto a lo que se escribe por coahuilenses, sino que a esta ignorancia de lo que publican los escritores locales le transpira el desprecio de los propios. Hay fronteras perversas que han impedido la estructuración de una cadena virtuosa a favor del libro escrito por coahuilenses: los programas editoriales que son parte de las “políticas culturales” en el estado no han podido alentar un engranaje entre escritura, edición, distribución y posicionamiento de modo que las letras vertidas por coahuilenses encuentren eco en el gusto de los lectores y no la polvorienta compañía de indolentes bodegas.
Vale la pena mencionar que los organizadores publicaron las ponencias en un libro que compila veintidós de ellas. Y mención especial merece la cortesía que el Dr. Salvador Jalife y su esposa tuvieron con los participantes. Gracias a ellos, algunos de mis amigos supieron que además de magníficas novelas, entrañables poemas, enmarañadas narraciones y letras, letras y letras, también existe el buen whisky.